Puede apreciarse el lamentable estado en que llegó este mueble de recibidor para restaurar.

Entre el antes y después hay una gran diferencia. Esta demostración basta por sí sola para comprender que los objetos bien cuidados son más agradables a la vista y se hacen apreciar mucho más.

Balancín en un estado deplorable. Faltaban tornillos y algunas maderas habían perdido su forma original haciendo muy difícil situarlas en su lugar de origen. Para remediar el problema y, además, cambiar la rejilla del asiento que estaba suelta, se prefirió desmontarlo completamente y así, también, se facilitaba el barnizado posterior de todas las maderas curbadas.  

El balancín totalmente restaurado. Las maderas curbadas atornilladas en su lugar, la rejilla del asiento recuperada y todo el conjunto barnizado depués de darle una ligera capa de color nogal; de haber eliminado los xilófogos (carcoma) y taponado los agujeros. 

Este pequeño mueble también estaba atacado por la carcoma. Lo más difícil fue tapar los agujeros en las acanaladuras de la parte lateral del tablero superior

Mesilla que llegó en mal estado porque sobre el barniz original habían pintado con esmalte. Posiblemente para darle un mejor acabado, después de pasar varios años, pensaron que una mano de pintura arreglaría todos los desperfectos y rayadas. 

 

Muebles restaurados entre la primavera y verano de 2009.

 

 

 

Consola

 

Mueble de estilo Isabelino tardío.

Para reparar el mal estado ha sido necesario eliminar la carcoma (no siempre es posible), dejar cerrado en cuarentena y posteriormente tapar cada uno de los agujeros abiertos por los xilófagos.

Se sometió la pieza a un lijado profundo hasta llegar a la madera. Se alisó con lija fina y se coloreó en nogal.

No obstante estas precauciones la madera presentaba muchos poros. Se logró miniaturizar su efecto mediante un tapaporos y muchas manos de barniz de laca, con lijados suaves entre capas.

Se cambió la chapa posterior, se lijó, barnizó y, entre capas se adosó el dibujo a imitación de marquetería.

Se batalló mucho para conseguir un acabado aceptable, pues siempre aparecían poros.

En las fotografías adjuntas se puede apreciar el antes y después de la restauración.

 

 

 

 

Mecedora

 

Se desmontó totalmente para que se pudiera barnizar en su momento sin entorpecimiento de los propios enlaces y curvas del balancín.

Mueble también atacado por la carcoma y que fue sometido al mismo proceso que la consola.

Una vez conseguida la eliminación de los xilófagos se taparon los agujeros y se lijó.

Se coloreó con tinte nogal y se barnizó con goma-laca.

Se reparó y tensó el asiento de rejilla.

Finalmente volvió a montarse, corrigiendo los resabios de la madera debido al largo tiempo sin estar sujetos los apoya brazos y otros elementos de la mecedora.

Al igual que lo indicado en la nota anterior, se incluyen fotografías de antes y después de la restauración.

 

 

 

 

Mesilla

 

Este mueble presentaba el mismo envejecimiento que los descritos con antelación, con el agravante que estaba pintado toscamente con esmalte sobre el barniz, deteriorado por el tiempo y el mal cuidado.

La primera actuación fue eliminar la pintura, tarea muy difícil por las acanaladuras de los bordes y que no llegó a quedar como se pretendía.

Además de los agujeros en la mayor parte del mueble, los más costosos de tapar fueron precisamente los que se hallaban en las acanaladuras mencionadas.

Una vez lijado severamente, se tiñó la madera de color nogal y tal como ocurrió en la consola, la madera presentaba infinidad de poros. Para disimularlos se procedió al rellenado con polvos y goma laca.

Es de notar que la calidad del chapado de la parte superior es muy superior a la tosca madera del pie. No obstante, la columna que une las dos partes mencionadas tiene un atractivo considerable. Finalmente se pulió todo el conjunto.

También se adjuntos fotografías de antes y después de la restauración.